miércoles, 28 de octubre de 2009

BALADA DEL DESPIERTO











Tengo sueño pero nunca duermo.
Te miro.
Duermes a mi lado.
Ronroneas bajito y haces ruidos de ángel.
De pronto despiertas,
tus brazos se abren en un largo bostezo.
Mis manos pasan por tu cuello y tú preguntas.
No hablo, sigo leyendo tu cuello.
Te miro sin cansarme.
Tomas mi mano y desenredas tu silencio con la orilla de mis dedos.
Comienza a hablar tu respiración,
tú lenguaje de gestos y suspiros.
Te mueves como si te acariciara un aire lento.
Te recuestas otra vez y me hundes en tus labios, lentamente.
Te acaricio el rostro como si en él latiera el corazón del mundo,
mientras tus ojos, lentos, guardan la luz dentro de tu alma.
“No te duermas”, me dices
con una voz que viene desde lejos;
y yo te lo prometo,
te prometo que no voy a dormirme,
y aún cuando caes dormida,
te lo sigo prometiendo.

Ricardo Dávila Díaz Flores.


jueves, 15 de octubre de 2009

OTOÑO

En llamas,

en otoños incendiados,

arde a veces mi corazón,

puro y solo.

El viento lo despierta,

toca su centro y lo suspende en luz que sonríe para nadie:

¡cuánta belleza suelta!



Busco unas manos,

una presencia,

un cuerpo,

lo que rompe los muros y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro,

un ala apenas;

busco dentro mí,

huesos, violines intocados,

vértebras delicadas y sombrías,

labios que sueñan labios,

manos que sueñan pájaros...



Y algo que no se sabe y dice «nunca» cae del cielo,

de ti, mi Dios y mi adversario.

Octavio Paz.